A 32 años del último Golpe Militar, La Otra Realidad conmemora este día mediante la historia de Irma Rojas, integrante de Madres de Plaza de Mayo en el inicio y desde 1983 se unió a las Abuelas para buscar a su sangre. Hoy, María Belén es la última nieta recuperada y juntas tratan de recuperar el tiempo perdido.
El 24 de marzo de 1976 el dolor, la oscuridad, el secuestro, la apropiación, la injusticia, el autoritarismo, la clandestinidad, el despotismo, el silencio, la impunidad, y otros factores se adueñaron de la historia argentina por siete años. Treinta mil hombres y mujeres desaparecidos a los que les sustrajeron su vida sin derecho o motivo alguno; más de quinientos bebes apropiados a los que no solo le robaron la posibilidad de ser criados por sus padres, sino que también su identidad; miles de exiliados por prohibir la libertad en su propio país. Todo eso y mucho más, como las consecuencias socioeconómicas, culturales y educativas que hoy padecemos los argentinos, son el legado que dejó el último Golpe Militar.
A principios de marzo de 2006, el Congreso Nacional aprobó la ley propuesta por el Poder Ejecutivo en el que se establece el 24 de marzo como feriado nacional debido al Día de la Memoria por la Verdad y Justicia.
“Cada aniversario del 24 de marzo es un dolor muy grande para el pueblo argentino, pero para nosotras, las Madres y Abuelas, mucho mas. Yo en esa época no tenía mucha información y se tapaba todo lo que pasaba. Hoy hay más libertades y más información a partir de las políticas sociales que se tomaron desde que Néstor Kirchner fue presidente”, admite Irma Rojas, integrante de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
Esa difusión permite, entre otras cuestiones, que muchos jóvenes de 25 a 32 años comiencen a sentir dudas sobre su identidad y se acerquen a su sede de la Ciudad de Buenos Aires (ubicada en Virrey Cevallos 592 P.B. 1) y a las del resto del país en busca de aquello que le robaron: su origen. “Vienen muchos chicos a averiguar sobre su identidad. Hoy son hombres y mujeres que se enteran que son adoptados y llegan para disipar sus dudas. Eso es lindo porque después de todo, las cosas que se hacen y los nietos van apareciendo”, reconoce Irma.
Ella es una de las Abuelas bendecidas con esta causa iniciada el 22 de octubre de 1977 con el solo objetivo de recuperar lo que les pertenecía: los hijos de sus hijos. María Belén apareció en junio de 2007 y todavía disfruta de las mieles del reencuentro: “A mi nieta la encontramos hace poco. Ella vive en Córdoba y viene cuando puede. Yo me preguntaba con quién estará ella y gracias a Dios tuve mucha suerte que a María Belén la crió una familia adoptiva que desde chiquita le dijeron la verdad y luego la empujaron a buscar su origen. Ella es muy cariñosa y enseguida se dio con nosotros. El día que la jueza María Servini de Cubría nos presentó se abalanzó a mi y me dijo “Abuela como quería abrazarte””.
A pesar de tantos años de sufrimiento, angustia y vacío, Irma tenía la esperanza de encontrar a su nieta. “Esa era mi vida. Esa es la alegría que tengo yo hoy por haberla recuperado a pesar de todo el dolor por la perdida de mi hijo y de mi nuera. Ahora vino el consuelo para mí y toda mi familia”, reconoce.
Sin embargo, y considerando lo que significa encontrar parte de tu historia, Irma acepta que su vida cambió el 13 de mayo de 1977 cuando los militares entraron a la casa de su hijo, Horacio Antonio Altamiranda, y junto a él se llevaron a su nuera embarazada de 7 meses, Rosa Luján Taranto.
En ese momento, Irma trabajaba para ayudar a su marido en la crianza de sus nueve hijos. Tenía miedo y solo andaba por la calle por las necesidades de la vida cotidiana.
Sabía que Horacio militaba, pero jamás se imaginó cuál sería su final. Desde el momento de su desaparición, la valentía apareció como la amiga inseparable para el resto de su vida: “El miedo se me fue y me vino el coraje. Siempre dije que mi hijo y mi nuera desde donde están, me están empujando. Yo salí, recorrí sola iglesias, hospitales, comisarías, cárceles, ejércitos, embajadas, todo con la foto de ellos y con mis lágrimas. Yo creía que mi hijo estaría preso, pero no que lo torturarían o matarían, o como está, que ninguna de las Mamás sabemos dónde están nuestros hijos, si están muertos, enterrados, y ese es el dolor que uno lleva todavía”.
Como si fuera poco, mas pruebas aparecían en el camino de Irma. Tras la desaparición de Horacio y Rosa, ella quedó a cargo de los dos primeros hijos del matrimonio: un nene de 3 y una nena de 2 años. Ellos llevaban todo el peso de la historia, y fue el varón el triste testigo del peor momento. Esa imagen no se pudo borrar de su mente y así entró en la drogadicción, no habiendo psicólogo ni psiquiatra que pudiera sacarle esa angustia que llevaba dentro: murió a los 27 años. “Como yo digo esta gente, por decirle gente, me han sacado a mi hijo, a mi nuera y también a mi nieto. Él me decía que no sufriera por él, porque ya no quería vivir ya que no tenía a su mamá y a su papá. Me destrozaron la vida”, recuerda hoy con todo el padecimiento.
Este 24 de marzo de 2008 tuvo una sensación diferente para Irma Rojas. La aparición de su nieta María Belén, marcó para siempre una vez más su vida: “Ser madre de un desaparecido es un dolor muy grande, una cosa que vos llevas toda la vida, es un hijo que te sacan. Horacio tenía 22 años, recién empezaba a vivir. Ser Abuela es mucho mas, porque si los nietos te piden las nubes, te subís al cielo y se la das”.
Las fechas clave en la vida de Irma Rojas
* El 13 de mayo de 1977 Tropas del Ejército secuestran a su hijo Horacio Altamiranda y su nuera Rosa Taranto.
*En 1982 conoce a Hebe de Bonafini y se suma a las Madres de Plaza de Mayo.
*En 1983 llega a Abuelas de Plaza de Mayo en busca del hijo de su hijo y su nuera.
*En 1985 se entera por Elena Alfaro (compañera de su nuera en el transcurso del cautiverio) que Rosa Taranto tuvo a su bebe por cesárea.
*El 29 de Junio de 2007, los análisis de ADN determinaron que María Belén era la hija de Rosa Luján Taranto y Horacio Antonio Altamiranda y nieta de Irma Rojas.
Nota Publicada en la Revista La Otra Realidad
Ejemplar Nº 6 - Abril de 2008